Granos de sal
resbalando torpemente,
sinuosos,
entre la vergüenza
y el arrepentimiento.
Granos de sal
que se diluyen
y se solidifican
en pequeños cristales
afilados
marcando surco a surco
el camino andado.
Granos de sal, hilos de sal,
lluvia salada
sobre la hoguera estéril
de tu fría indecisión.
Sal y más sal hasta cubrir
las mañanas en negra sal.
Sal y más sal
hasta quedar derretida
en estatua de sal.
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