Cosas de Málaga

Cuando cada año mis tíos de Burgos, vuelven a «casa» por unos días, siempre nos dicen lo mismo: «Esto solo pasa en Málaga» Que están en la parada del autobús, pues enseguida el de al lado le cuenta su vida. Que están en la consulta del médico, todo el mundo hablando, todo el mundo pregunta qué tienen, por qué están allí… Se ve que en Burgos, las salas de espera parecen salas de tanatorios, de Burgos, claro, porque Málaga… Todavía recuerdo hace unos dos años en el velatorio de mi tía, que llamé a un amigo y me preguntó que dónde estaba con tanto follón. «En Parcemasa, sólo que hace una noche buena y esto parece calle Larios».

Y es que en Málaga, en el sur, somos así, no nos callamos ni debajo agua. El silencio en  un ascensor dura apenas  unos incómodos segundos, enseguida alguien saca a relucir cualquier tema, aunque sea el recurrido «tiempo», y ya todo el mundo hace chascarrillos, que si hay que ver la subida de la luz, que si el tráfico,…

Ayer estaba en Carlos Haya (en malagueño se pronuncia [cahlohaya], el hospital regional de Málaga, aunque ahora ya no se llama así, por aquello de la memoria histérica, digo histórica. Carlos de Haya fue un militar aviador del bando «nacional» y que murió en la misma Guerra Civil. Pero en Málaga, ya han podido quitar las letras del arco de entrada, han podido cambiar los membretes y toda la documentación, que todo el mundo sigue diciendo que va al «CahloHaya». Bueno, que estaba yo allí, en la segunda planta del pabellón B, cuando me dirijo al baño que está al lado de la UCI. Había una señora en la puerta, y lo único que pregunté fue:

-¿Está usted esperando?
-Sí
-Vale, gracias
Se vuelve a girar y me dice: ¿A quién tienes aquí?
-A mi padre
-¿Dónde?
-En la UCI
-Pero, ¿en qué sala? ¿en la rosa?
-Amarilla (ya con un hilo de voz)
-Ah, ¿un infarto?
Y ahí es cuando me planteo si seguir la conversación o seguir aquel refrán que dice «a quien quiera saber, poco y al revés» Pero claro, me doy cuenta de que estoy en la planta de cardiología y en la puerta de la UCI, no tiene mucho sentido inventarse una historia ahora. Además yo lo que quiero es entrar al baño.
-No, por una operación de corazón
-Ah! Bueno, eso no es grave (y yo pensando, no, para nada, que te saquen el corazón durante 4 horas y tal… es cosa de niños), mi marido lleva ya 2 y ahí está (ese «ahí está» no sé yo si lo dijo con algo de retintín). lo malo son otras cosas, como mi sobrino, el pobre, que está… y la madre… tan joven… La vida, qué le vamos a hacer…
Ni se me pasó preguntarle qué le pasaba a su sobrino, sin preguntar casi me cuenta su vida, imagínense si le pregunto. Afortunadamente, la puerta del baño se abrió y salió su acompañante, y ya se fueron. Yo entré riéndome porque la pobre mujer, sólo quería desahogarse y contarme su historia, aunque tuviera que empezar con la mía. Pero es que en Málaga somos así, nos contamos nuestra vida aunque sea en la cola del supermercado y aunque ni nos hayamos visto ni nos vayamos a ver nunca más. Aunque sí que la volví a ver, alrededor de la 1 de la tarde, la sala de entrada de acceso a la UCI se puso como el metro en hora punta, tenías que moverte a empellones, bondades y virtudes de la sanidad andaluza pero eso ya es otra historia

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